Inmersos en una sociedad cada vez más plural y globalizada en la que somos bombardeados con propuestas proselitistas desde distintos ángulos, surge la pregunta cada vez más frecuente. ¿Es posible contar con parámetros serios para identificar una secta?
El tema de las religiones en general, y el de las sectas destructivas en particular, es una realidad cada vez más significativa en el mundo contemporáneo. La globalización religiosa y su efecto concomitante al favorecer la pluralidad religiosa y el multiculturalismo, tienden, por un lado, a crear rechazo y recelo ante lo nuevo y diferente, lo cual genera intolerancias ancladas en prejuicios y falta de información. De allí la importancia de utilizar responsablemente términos como secta. Por otra parte, la corrupción y la cultura de la impunidad prevalecientes en la mayor parte de Latinoamérica, crean condiciones idóneas para el florecimiento de organizaciones religiosas —algunas de ellas muy sofisticadas y a menudo con historiales delictivos— que aprovechando la libertad de creencias, explotan y violan los derechos humanos de sus adeptos.
POLEMICAS Y EXTREMISMO RELIGIOSO
En 1978, la opinión pública mundial fue sacudida por el reporte del suicidio colectivo de 914 personas en Jonestown, Guyana. Todos eran seguidores del reverendo Jim Jones, quien también se autoinmoló. Desde entonces se ha observado una mayor frecuencia de acontecimientos de este tipo o parecidos.En el mes de noviembre de ese mismo año, las autoridades de Ucrania impidieron el suicidio colectivo de los seguidores de Marina Tsvygun, quien afirmaba ser la reencarnación de Cristo. Fueron arrestadas 779 personas en Kiev. El culto tenía en ese entonces 150 mil seguidores en la ex Unión Soviética y se llama La Fraternidad Blanca.Esto debe ser especialmente tomado en cuenta, ya que tradicionalmente la palabra secta tiene una connotación peyorativa en el sentido de herejía ideológica o heterodoxia doctrinal (esto según la perspectiva de una u otra mayoría religiosa y dependiendo del país que se trate).
Sin embargo, la carga semántica negativa de la palabra secta no sólo se ha hecho más fuerte, sino cualitativamente distinta, a partir de 1978, año en que ocurrió el ya citado suicidio colectivo encabezado por Jim Jones, en Guyana. Desde entonces, la opinión pública mundial comenzó a percibir el significado de la palabra secta como una agrupación antisocial, siniestra, de conducta fanática y peligrosa.
El tema de las religiones en general, y el de las sectas destructivas en particular, es una realidad cada vez más significativa en el mundo contemporáneo. La globalización religiosa y su efecto concomitante al favorecer la pluralidad religiosa y el multiculturalismo, tienden, por un lado, a crear rechazo y recelo ante lo nuevo y diferente, lo cual genera intolerancias ancladas en prejuicios y falta de información. De allí la importancia de utilizar responsablemente términos como secta. Por otra parte, la corrupción y la cultura de la impunidad prevalecientes en la mayor parte de Latinoamérica, crean condiciones idóneas para el florecimiento de organizaciones religiosas —algunas de ellas muy sofisticadas y a menudo con historiales delictivos— que aprovechando la libertad de creencias, explotan y violan los derechos humanos de sus adeptos.
POLEMICAS Y EXTREMISMO RELIGIOSO
En 1978, la opinión pública mundial fue sacudida por el reporte del suicidio colectivo de 914 personas en Jonestown, Guyana. Todos eran seguidores del reverendo Jim Jones, quien también se autoinmoló. Desde entonces se ha observado una mayor frecuencia de acontecimientos de este tipo o parecidos.En el mes de noviembre de ese mismo año, las autoridades de Ucrania impidieron el suicidio colectivo de los seguidores de Marina Tsvygun, quien afirmaba ser la reencarnación de Cristo. Fueron arrestadas 779 personas en Kiev. El culto tenía en ese entonces 150 mil seguidores en la ex Unión Soviética y se llama La Fraternidad Blanca.Esto debe ser especialmente tomado en cuenta, ya que tradicionalmente la palabra secta tiene una connotación peyorativa en el sentido de herejía ideológica o heterodoxia doctrinal (esto según la perspectiva de una u otra mayoría religiosa y dependiendo del país que se trate).
Sin embargo, la carga semántica negativa de la palabra secta no sólo se ha hecho más fuerte, sino cualitativamente distinta, a partir de 1978, año en que ocurrió el ya citado suicidio colectivo encabezado por Jim Jones, en Guyana. Desde entonces, la opinión pública mundial comenzó a percibir el significado de la palabra secta como una agrupación antisocial, siniestra, de conducta fanática y peligrosa.
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